Cuando el FOMO Convierte un Juego de Nicho en un Muro de Frustración

 El juego que nunca debió ser masivo

Hollow Knight salió en 2017 como un Metroidvania indie que, en teoría, iba a quedar escondido en el nicho de jugadores que disfrutan sufrir con mapas enredados, backtracking eterno y jefes que te revientan veinte veces antes de caer. Lo que nadie vio venir fue que Team Cherry logró juntar dos mundos: la dificultad de los Souls y la estética adorable de un cuento oscuro. Esa mezcla convirtió a Hallownest en un imán, incluso para gente que jamás en su vida se habría acercado a un juego tan castigador.

Esa fórmula rompió barreras. Hollow Knight dejó de ser “un buen juego indie” para convertirse en un referente, un estándar de oro dentro del género Metroidvania. Y con ese estatus llegó también la expectativa imposible: que Silksong (su tan anticipada secuela) no solo sea igual, sino que supere al original.

Hollow Knight

 

La paradoja del éxito

Aquí aparece la contradicción central: ¿cómo un juego diseñado para ser frustrante se vuelve un éxito masivo? La respuesta es clara. Por un lado, la dificultad extrema filtra jugadores, creando la sensación de que “los que terminan Hollow Knight son élite”. Por otro, su atmósfera, arte y lore críptico funcionan como puente para atraer al público casual.

Ese puente es el que empuja a Silksong más allá de lo que debería. La secuela ya no es solo un juego esperado: es un evento cultural. En cada Nintendo Direct, en cada evento de Xbox, si no aparecía Silksong, este era tendencia en redes. Su popularidad ha alcanzado dimensiones ridículas, comparables a fenómenos como Elden Ring.

 

 

El FOMO como combustible

El Fear of Missing Out (FOMO) es lo que alimenta el fuego. No se trata solo de querer jugar: se trata de no quedarse fuera de la conversación. Si todo Twitter, Discord y YouTube están hablando de Silksong, las personas sienten que no jugarlo es como perderse la fiesta del año.

Team Cherry, consciente o no, diseñó Hollow Knight para que eso sucediera. Los retos extremos como el “Path of Pain” o los Panteones de Godhome son insoportables para la mayoría, pero son puro espectáculo para streamers y speedrunners. No importa si tú no los juegas: basta con verlos en Twitch para sentir que eres parte de algo. Esa viralidad amplifica el fenómeno y mete más gente al círculo.

Silksong hereda esa inercia. Apenas salió en preventa, rompió récords: millones de copias vendidas en días, cientos de miles de jugadores simultáneos. Pero detrás de esos números está el detalle incómodo: muchísima gente lo compró no porque ame el género, sino por el FOMO.

Part 187! What are your thoughts on the Path Of Pain? : r/HollowKnight

 

La frustración de jugar para pertenecer

Y aquí explota el problema. Silksong, como Hollow Knight, no es para todos. Es un juego retante, con mecánicas que castigan los errores y checkpoints que te obligan a repetir runbacks tediosos. Para quienes disfrutan del reto, eso es gloria pura. Para el jugador casual, acostumbrado a juegos con ayudas infinitas y tutoriales de 20 horas, es un muro infranqueable.

Las redes están llenas de testimonios de gente que lo compró “para estar en la conversación”, jugó una hora, se frustró y lo abandonó. Algunos incluso lo ven como una estafa: gastaron dinero en un juego que nunca debió ser para ellos. Es la versión gamer de comprarte ropa incómoda solo porque está de moda.

De ahí surge la discusión eterna: ¿debería Silksong tener un modo fácil? Los puristas responden con el clásico “git gud”, pero la realidad es que el problema no está en la dificultad, sino en la expectativa de que todos tienen que jugar lo mismo.

How to defeat the Last Judge in Hollow Knight: Silksong

 

FOMO como fenómeno social

El caso Silksong es un espejo de cómo funcionan las redes sociales. Nadie quiere quedarse fuera. Youtubers, streamers y comunidades enteras han elevado a Hollow Knight al rango de culto. La especulación de lore funciona como pegamento: incluso quienes dropean el juego pueden seguir siendo parte de la conversación viendo videos, leyendo foros o armando teorías locas sobre el Rey Pálido.

El resultado es un ecosistema social donde jugar deja de ser requisito para pertenecer. Basta con hablar de Hollow Knight. Esa es la verdadera magia (y trampa) del FOMO: aunque no seas parte activa del reto, sentís que igual estás dentro del fenómeno.

 

Una verdad incómoda

El FOMO tiene un costo. Sí, amplifica el alcance del juego y lo convierte en un hito histórico. Pero también arrastra a millones de jugadores a una experiencia que no está diseñada para ellos, provocando frustración y abandono masivo.

Silksong no debería cargar con la expectativa de ser universal. Es un juego de nicho que, por azares del destino y una tormenta perfecta de factores, como el éxito viral de Hollow Knight, el renacer de los juegos difíciles, o la necesidad de comunidades online de crear conversación; lo terminó convertido en mainstream.

Get Rewards For Watching The Many Streamers Playing Silksong

 

Conclusión

Silksong pasará a la historia como uno de los mayores fenómenos de FOMO en los videojuegos. Para unos, será la experiencia definitiva; para otros, una decepción incomprensible. Y no pasa nada. No todos los juegos tienen que ser para todos.

El error no está en Team Cherry, ni en la dificultad, ni en el diseño intencional de frustrar al jugador. El error es creer que, si no juegas lo mismo que todos, te estás perdiendo algo vital. La verdad es que hay cientos de juegos allá afuera. Tal vez Silksong no es para ti, y está bien. El hype es un jefe más difícil que cualquiera en Hallownest, y derrotarlo implica aceptar que no siempre tienes que estar en la conversación.

Can you bequeath your Steam account? Maybe, but there's a catch | PCWorld

Escrito por: Marcelo Detlefsen

No hay comentarios:

Con la tecnología de Blogger.