Daniel González y su salto a la informática aeroespacial, de Guatemala a Alemania

Alemania, país conocido por su precisión tecnológica y su histórica relación con la ingeniería, se ha convertido en el nuevo hogar académico de Daniel González. Con 24 años, recién egresado de la carrera de Ingeniería en Ciencias de la Computación y Tecnologías de la Información con especialidad en Inteligencia Artificial en la Universidad del Valle de Guatemala, Daniel es uno de los primeros estudiantes de la UVG en abrir camino hacia la especialización en informática aeroespacial en la Universidad de Wurzburgo (Universität Würzburg).


Su historia no solo es una anécdota de éxito personal: es una muestra de cómo la UVG abre puertas a experiencias internacionales únicas. Estas oportunidades permiten a los estudiantes ampliar sus horizontes académicos y profesionales, demostrando que con iniciativa y preparación es posible acceder a programas que impulsan su desarrollo más allá de las fronteras. Este programa, abierto en 2024, representa un paso adicional que enriquece el título de ingeniería con un enfoque que mira al cielo… literalmente.

De la inteligencia artificial al control de satélites











Durante su paso por la UVG, Daniel descubrió que la especialidad en Inteligencia Artificial no solo amplió sus horizontes técnicos, sino que también lo preparó para desafíos que aún no imaginaba. “Gracias a la especialidad en Inteligencia Artificial que cursé en la UVG, llevé el curso de Aprendizaje por Refuerzo (RL), el cual me dio las bases que ahora aplico en Deep Reinforcement Learning for Optimal Control, uno de los cursos que tomo aquí en Alemania”, relata.

La UVG, con su enfoque innovador y proyectos de vanguardia como el desarrollo de satélites, sembró en él la curiosidad y el valor para buscar algo más allá de las fronteras guatemaltecas. Esa chispa, combinada con su pasión por la computación, lo llevó a dar el salto.


Papelería, visas y exámenes: el otro lado de la experiencia

La aventura no estuvo exenta de obstáculos. Desde Guatemala, uno de los retos más grandes fue reunir la papelería necesaria para la visa y la aplicación universitaria. Una vez en Alemania, como suele pasar, la rutina académica terminó tomando el control de todo: “Aquí, prácticamente todo depende de un examen final. No hay tareas ni proyectos”, confiesa Daniel.

A esto se sumaron los retos de la vida independiente: adaptarse a un país nuevo, entender el transporte público, y enfrentarse a la burocracia alemana, un proceso que describe como complejo, donde recibir una carta de la municipalidad podía generar incertidumbre por los trámites que implicaba y la dificultad de comprenderlos, al estar en alemán. No solo los trámites, sino que el idioma en sí fue otro desafío. Sin embargo, con el tiempo y los cursos de alemán que ofrece la universidad, pasó de sentirse perdido al comprar algo en las tiendas a poder comunicarse con seguridad y manejarse con soltura en situaciones cotidianas.


Lo que hace que valga la pena

Más allá de los retos, Daniel habla con entusiasmo de los aspectos que más ha disfrutado: la calidad de la educación, impartida por doctores en inteligencia artificial, ingenieros aeroespaciales y hasta un piloto de Lufthansa, la aerolínea alemana considerada una de las más importantes del mundo. Asimismo, valora la experiencia de convivir con estudiantes de Italia, Francia, Finlandia, India, Turquía y muchas otras partes del mundo. 
Te das cuenta de que el mundo es mucho más grande que el camino de tu casa a la universidad.

La cultura alemana también trajo sorpresas: trenes que no siempre cumplen con la famosa puntualidad del país, comercios que solo aceptan efectivo y la fría distancia inicial de los alemanes, que se disuelve con el tiempo para revelar una sociedad amable y, sorprendentemente, con muchos alemanes que dominan el español.

Consejos para quienes sueñan con irse

Para los estudiantes que consideran seguir sus pasos, Daniel es claro: “No importa si luego decides seguir otro rumbo, esta experiencia te hace crecer en muchos aspectos”. Recomienda iniciar los trámites con tiempo, ser realista con el presupuesto (aproximadamente mil euros mensuales), aprovechar los cursos de alemán, y no dejar el estudio para el final: “Aquí los exámenes lo son todo”.

También aconseja integrarse culturalmente, hacer amigos alemanes, y viajar todo lo posible: "No solo por conocer, sino porque esas experiencias te dan perspectiva."

A su yo de primer año

Si pudiera regresar en el tiempo, Daniel le diría a su yo de primer año en la UVG que se relaje y disfrute más. 
Que se esfuerce, pero que viva cada risa, cada salida, y que siempre apunte a la estrella más lejana. Tal vez no la alcance, pero llegará mucho más lejos de lo que imagina.

Su historia es, en esencia, una invitación a actuar con autonomía y visión, a no dejar pasar las oportunidades y creer que la UVG es un espacio formativo capaz de llevar a sus estudiantes hasta las estrellas.






No hay comentarios:

Con la tecnología de Blogger.