Inteligencia artificial sin frenos: El despido y regreso de Sam Altman a OpenAI.
Inteligencia artificial sin frenos: El despido y regreso de Sam Altman a OpenAI.
Una de las principales preocupaciones que siempre ha tenido la humanidad sobre
las
inteligencias artificiales y el avance de las máquinas es su
posible
capacidad de sustituir al ser humano. Es por ello que la seguridad al
momento de
investigar su alcance y respetar estas reglas para asegurar que el ser humano
sea la
raza superior es realmente vital. Sam Altman es la antÃtesis de esta idea,
promoviendo
el éxito de su compañÃa sobre la seguridad de los seres humanos o al menos eso
se
especula.
Sam Altman es hijo de la cuna de startups de Silicon Valley, de manera que llevar
empresas pequeñas al éxito en poco tiempo está arraigado en su sangre. Es
precisamente por este factor que OpenAI pasó de ser una organización sin fines de
lucro a ser una multinacional lÃder en el desarrollo de inteligencias artificiales, bajo el
comando del director ejecutivo, Sam Altman, fue que se desarrolló y salió al mercado
los GPT’s más populares del momento generando el boom de inteligencias artificiales
del 2021. Sin embargo, en 2023 Sam fue despedido, ya que su guÃa fue desleal a los
principios básicos al momento de desarrollar IA’s ya que bajo su mandato se promovió
la entrega de resultados sobre la seguridad, lo que en teorÃa promovió su distitución del
cargo. Pero, más desleales fueron los más de 700 empleados que presentaron su
renuncia a cambio de que Sam se quedara a las órdenes de la compañÃa. Lo que fue el
pase directo al poder para Sam, ya que bajo su tutela desechó a la junta directiva que
le habÃa echado por la parte de atrás y corruptamente armó su equipo de investigación
para averiguar por qué alguien tendrÃa intenciones de despedirlo si ha sido tan santo...
santo como Ray Kroc.
Sam, al no tener lÃmites se proclama como el nostradamus de las inteligencias
artificiales al ser el único que ha visto de cerca cómo se acerca la era de la inteligencia
artificial general, metiendo más esteroides a su avance sin freno aparente.
Irónicamente, las entidades, gobiernos y personas que deberÃan estarle regulando le
alaban y lo toman como el MesÃas, cómo si tuviera la verdad absoluta de qué es lo que
viene sin importarles si es seguro o no. Esto asegura un futuro incierto para las
personas a pie de calle que ellos en algún momento juraron proteger.
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